Hoy en día los tiempos han cambiado, la tecnología hace que estemos más acostumbrados a escuchar nuestra propia voz, cosa que no ocurría pocos años atrás. Los adelantos de la ciencia en los últimos treinta años en lo que respecta a la comunicación visual y auditiva han sido extraordinarios en todos los sentidos, incluido el arte, cómo no.
Mi primera grabación
Le suele ocurrir a todo el mundo. Recuerdo que cuando me escuche la primera vez mi propia voz, me pareció la más horrorosa que había escuchado hasta entonces; tanto que me daba vergüenza el timbre de la misma. Pero esto no fue ni comparable cuando me escuche tocar la guitarra ya que me produjo un desánimo total respecto a mi aprendizaje.
Así pues, da la sensación que lo que escuchamos mientras hablamos o tocamos un instrumento, no tiene nada que ver a cuando dejamos de hacerlo, puesto que el sonido parece que no fuese el mismo. Para colmo, nos volvemos muy exigentes con nosotros mismos hasta, el punto que podemos ser muy crueles con nuestras propias valoraciones.
Ocurría en el pasado
Recuerdo que en tiempos de mi aprendizaje – hace ya años – me grababa mucho cuando estudiaba; cogía mi radiocasete y grababa y grababa horas tocando en busca de fallos y cosas que corregir. Lo curioso es que cuanto más me grababa peor me parecía que lo hacía, y esto terminaba en frustración en muchas ocasiones.
También es cierto que cuando pasaban unos días y volvía escuchar la misma grabación, ya no me parecía tan horrorosa y la valoración era más positiva. Esto me provocó el hábito de no escuchar mis grabaciones el mismo día y dejarlo para los siguientes con miras de que mi observación y valoración fuese más neutral. Esto me funcionó mucho mejor, y, al mismo tiempo, también me pareció un gran avance en mi método de estudio.
Esta dificultad hoy día no ocurre porque los mismos niños – por ejemplo – desde pequeños tienen un móvil en la mano y escuchan una y otra vez sus grabaciones, de ahí que después no les parezca tan extraño su tono de voz. En la actualidad, por unos pocos euros cualquier estudiante de guitarra tiene en su casa un equipo más potente que cualquier estudio de grabación de hace 20 años. Por lo tanto, están mucho más acostumbrados a escucharse.
Conclusión
Todo esto ha significado que el aprendizaje en general y el nuestro en particular sea más efectivo y que el sonido del instrumento también resulte más limpio. No obstante, como todo en la vida, lo que se gana por un lado, por otro se pierde, pues, es posible que esa obsesión por la nitidez del sonido haga que se pierda carácter en la interpretación y espontaneidad, y de ahí que resulte algo difícil de explicar. Lo cual es fácil de discernir por las generaciones actuales e inclusive la mía, precisamente porque hemos vivido las dos épocas.